Leído por Ezio Neyra
A Alice Rahon y a Valentine Penrose
En la desaparición de los malgaches
en la desaparición de los mandarines de tela metálica fresca
en la construcción de granjas-modelo para gallinas elefantinas
en el renacimiento de la sospecha de una columna abierta al mediodía
en el agua telefónica con alambres de naranja y de entrepierna
en el alvéolo sordo y ciego con canastas de fruta y pirámides encinta gruesas
como alfileres de cabeza negra
en la sombra rápida de un halcón de antaño perdido en los pliegues fríos bajo
un pálido sol de salamandras de alguna tapicería fúnebre
en el rincón más hermético de una superficie accidentada como el rostro de la
luna
en la espuma de la rabia del sol anocheciendo en el beso negro de la histeria
en el lenguaje de albor de los idiotas o en el vuelo impecable de una ostra
desplazándose de su palacio de invierno a su palacio de verano
entre colchones de algas ninfómanas y corales demente-precoces y peces libres
como el viento empecinado golpeando mi cabeza nictálope
en el crepúsculo para familias retiradas al estercolero o en gallinas endemoniadas
en un ojo de avestruz de trapo sangriento coronada de humo de cabelleras de
momias reales evaporantes infanticidas
en la sonrisa afrentosa de un lagarto destripado al sol
a las doce del día
bajo un árbol
sobre un techo
a oscuras
en la cama
a mil pies bajo el mar
sobre la almohada húmeda de lluvia en el bosque desnudo
como un espectro de perro de familia dinástica violenta y salitrosa
como soplo de elefante sobre un muro de piedra fina
en el empobrecimiento progresivo y luminoso de un tigre que se vuelve
translúcido sobre el cuerpo de una mujer desnuda
una mujer desnuda hasta la cintura
un hombre y un niño desnudos varios guijarros desnudos bajo el frío de la
noche
una azotea a todo sol
unos despojos de aves de corral un baño y su bañadera rota por el rayo
un caballo acostado sobre un altar de ónix con incrustaciones de piel humana
una cabellera desnuda flameante en la noche al mediodía en el sitio en que
invariablemente escupo cuando se aproxima el Angelus