Leído por Marco Martos
La selva está llena de duendes. Pululan
en los nacimientos de los manantiales,
en las pequeñas lagunas transparentes,
en los ojos de agua más escondidos.
Durante las noches de luna llena, emergen danzando
y suben por los aires, fosforescentes, mientras dicen
palabras rituales y llevan de la mano a los duendes niños.
A veces, en las mañanas, descansan
bajo la sombra de los grandes árboles
y al caer la noche siembran en la tierra
arbustos que dan flores, las más hermosas,
y luego cocinan, comen y beben,
como todos los humanos.
Pero son diferentes, sus cuerpos no tienen consistencia,
habitan un mundo paralelo, son dioses diminutos,
guardianes de los sagrados equilibrios.
Del libro El espíritu de los ríos (2017)