Leído por Clara Elvira Ospina
Las ramas de luz atónita poblando innumerables veces
el área de tu frente asaltada por olas
Asfaltada de lumbre tejida de pelo tierno y de huellas
leves de fósiles de plantas delicadas
Ignorada del mundo bañando tus ojos y el rostro de
lava verde
¡Quién vive! apenas dormido vuelvo de más lejos a tu
encuentro de tinieblas a paso de chacal mostrándote
caracolas de espuma de cerveza y probables
edificaciones de nácar enfangado
Vivir bajo las algas
El sueño en la tormenta sirenas como relámpago el
alba incierta un camino de tierra en medio de la
tierra y nubes de tierra y tu frente se levanta, como
un castillo de nieve y apaga el alba y el día se
enciende y vuelve la noche y fasces de tu pelo se
interponen y azotan el rostro helado de la noche
Para sembrar el mar de luces moribundas
Y que las plantas carnívoras no falten de alimento
Y crezcan ojos en las playas
Y las selvas despeinadas giman como gaviotas
Del libro La tortuga ecuestre (1957)