La chica que se inspira en bicicleta
Empezó escribiendo pequeñas obras para títeres a los 8 años, pero fue a los 14, cuando descubrió los poemas “El sol”, de Martín Adán, y “Árbol…”, de Javier Sologuren, que la poesía se apoderó de ella con una rotundidad incuestionable. Desde ese momento hasta ahora ha publicado cinco poemarios que la han convertido en una voz imprescindible del panorama poético peruano.
Es conocido el rigor de Rossella, tanto literario como académico. Y también lo son sus paseos en bicicleta. Dice que le gusta pasear por aquellas veredas desde donde alcanza a ver el mar cuando termina de corregir exámenes y también cuando busca desarrollar la idea de un poema.
En 2016, Rossella sorprende al medio poético peruano con un volumen titulado La silla en el mar. Se trata de un contrapunto entre dos personajes de Herman Melville: Bartleby y Ahab. El primero pertenece a la novela Bartleby, el escribiente, y Ahab es el protagonista de la célebre Moby Dick. Ella conocía a los personajes de Melville desde muchos años atrás, pero se dedicó quince años a estudiar a los personajes del narrador norteamericano. Bartleby es la contemplación, la indiferencia, la satisfacción de estar sentado frente a una pared blanca repitiendo “preferiría no hacerlo” cada vez que su jefe le sugiere una tarea. Ahab, en cambio, es el hombre de acción, obsesionado por cazar una ballena en un relato que es puro movimiento. Rossella, con su timidez, su rigor y esa voluntad por investigar dentro de su propio canon poético, pareciera estar más cerca de Bartleby que de Ahab.
La silla en el mar es un proyecto contundente, una investigación rigurosa y compleja que le permitió profundizar en la mente de ambos personajes para darles voz en una gran variedad de registros y técnicas. Al mejor estilo melvilliano, Rossella di Paolo emprende la búsqueda de lo absoluto con el indispensable poemario La silla en el mar, el mismo que probablemente concibió en alguno de sus paseos en bicicleta por los malecones de Lima.
Rossella di Paolo (Lima, 1960)